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 ¿Qué sucede hoy en España?

Publicado en Heraldo de Aragón en fecha indeterminada


¿ Qué sucede hoy en España para que los viejos tambores suenen otra vez con fuerza creciente? Creíamos que las antiguas banderas ya se habían plegado y que jamás volverían a ondear al viento porque los jóvenes, afortunadamente, no tenían ningún interés en revivir las viejas historias de sus abuelos. Teníamos otros problemas de los que preocuparnos para que los crímenes del pasado fueran de nuevo utilizados como arma arrojadiza. Sin embargo, hoy seguimos teniendo enormes problemas ante nosotros y en lugar de ocuparnos intensamente de ellos, perdemos mucho tiempo en inútiles polémicas sobre placas conmemorativas, crucifijos, nuevos cardenales Segura, piras de libros condenados, padres rojos, azules y amarillos, fosas abiertas para ser fotografiadas o nuevos manifiestos firmados por los figurones de siempre. Para qué seguir con esta retahíla de despropósitos. Comprendo al escritor Antonio Muñoz Molina cuando dice sentirse cada vez más como un extraño en su propio país.

Fue Rodríguez Zapatero quien abrió el melón, como se suele decir y éste ha sido de todos lo melones abiertos por él, el peor. Empezó con el abuelo, para seguir después con la que iba a ser Ley de la Memoria Histórica; este primer impulsó se propagó y vinieron las famosas esquelas y la ley que no se llamó finalmente de la Memoria Histórica; luego aparecieron Garzón, los obispos con el nuevo Cardenal Segura a la cabeza, los firma-manifiestos y así parece que vaya a seguir. Ahora he recordado una carta abierta que con ocasión de la primera victoria electoral de Rodríguez Zapatero le dirigiera Mª Isabel Castaño nieta de Miguel Castaño el último alcalde republicano de León, asesinado por los nacionales el 21 de Noviembre de 1936. Allí se dirige a él de esta manera:

"¿El porqué de esta carta? para pedirte, de nieta a nieto de perdedores -cosa que nosotros no somos- que ayudes, desde esa privilegiada posición que ahora tienes, a desterrar de una vez por todas la idea del enfrentamiento, diciéndoles a los españoles que vivimos en una democracia, que esto no se parece en nada a una dictadura y que hay libertad para todos (excepto, sí, en el País Vasco) y que el franquismo hace mucho que desapareció. Y que la guerra civil terminó en 1939 con muchos más perdedores de los que al principio se pensó".

Hace pocos días el Presidente del Gobierno quitando hierro proponía dejar en el pasado lo que a éste, que ya es lejano, pertenece. Quiero creer que se ha dado cuenta del exceso en el que otras veces ha incurrido y la ligereza con la que ha abordado asuntos verdaderamente delicados. Me llamó la atención que concluyera su parlamento aludiendo a la memoria, pero no a la "histórica" sino a la colectiva. Deduzco de sus palabras que ha visto lo inapropiado del término "memoria histórica" y por qué algunos nos hemos empeñado tanto en criticarlo. En una sociedad que es tan dada a acuñar términos propagandísticos, tanto para promover el consumo como para convencer a la gente de cualquier otra cosa, debemos ser especiamente exigentes en que las palabras y especialmente aquellas que se propagan para significar algo especialmente valioso, sean usadas correctamente y no sirvan para introducir a través de ellas ideas manipuladas.

El libro más impresionante que he leído sobre la Guerra Civil es de Manuel Chaves Nogales y se titula A sangre y fuego. Se trata de un conjunto de relatos que Chaves, director del ABC republicano, escribió en París recién llegado al exilio en 1937. Poco duró este exilio pues Chaves moría en Londres en 1944 a los 47 años. En el prólogo a su libro, descarnado y muy clarividante respecto a lo que le esperaba a España en 1937, cuando él lo escribe, se refiere al clima en el que se gestó nuestra Guerra Civil de esta manera: 

" Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España. ¿ Por dónde empezó el contagio? (...) Es vano el intento de señalar los focos de contagio de la vieja fiebre cainita en este o aquel sector social, en esta o aquella zona de la vida española. Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que se partieran España."