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La ley 1070 de Arizona

Gaspar Mairal Buil
(Artículo publicado en Heraldo de Aragón en 2010)


     A lo largo de su historia los EEUU han tenido que resolver de diversas maneras el problema de su identidad nacional frente al mosaico de pueblos con el que se encontraron y también frente a una multitud de gentes llegadas de todas partes del mundo. Siempre han buscado preservar la columna vertebral de dicha identidad que es anglosajona y que se expresa en inglés. Para ello crearon el principio del "melting pot" o "crisol" y con la promulgación durante la presidencia de Johnson de la ley de Derechos Civiles, recurrieron a la "etnicidad" como una nueva fórmula para gestionar esta pluralidad de orígenes y cultura. El impreso del censo de los EEUU del año 2010 es un ejemplo alucinante. En él uno puede seleccionar entre innumerables opciones la que más le interese y para quienes no se consideren "étnicos" o "raciales" existe una casilla con la denominación, sin más, de "blanco". Sin embargo, la cantidad de alternativas que se le presentan a quien se considere otra cosa es muy abundante, nada menos que trece entre las que se encuentra, tal como suena, la de "chamorro". Es evidente que los EEUU están sumidos en una especie de paranoia étnica a la que han contribuido bastante los antropólogos, capaces como nadie de encontrar nuevas etnias en cualquier parte.

     En los EEUU la "etnicidad" se ha convertido en el principio básico para gestionar la diversidad cultural y también se ha intentado que lo sea para quienes son clasificados, de acuerdo con la propia terminología del censo norteamericano, como de "origen hispano, latino o español". El problema es que en una parte de los EEUU como es el suroeste (California, Arizona, Nuevo México y Texas), estados de la unión que estuvieron durante varios siglos bajo soberanía de la corona española y después y durante varias décadas de la República de México, esto no parece funcionar muy bien. Los afroamericanos, indio-americanos, italianos o asiáticos, entre otros, se han constituido como las principales minorías pero carecen de una lengua común e historia propias. Esto también les sucede a los hispanos en el norte de los EEUU, pero no en el suroeste donde el español está permanentemente en la calle y la historia es todavía más hispana que norteamericana. Por ejemplo, la primera constancia de que alguien hablara inglés en Tucson, la gran ciudad del sur de Arizona, es un documento de 1826 en el que unos cazadores de castores "anglos" informan a las autoridades mejicanas de la ciudad acerca de su presencia en el territorio. Hacía ya varios siglos que en Arizona se hablaba español y, por supuesto, un buen número de lenguas indígenas. Este es el contexto propio de Arizona y los demás estados a los que me he referido y donde hay que buscar el significado más profundo y a más largo plazo de la ya conocida ley 1070 del estado de Arizona, que entrará en vigor el próximo 29 de Julio y a la que se opone el presidente Obama.

     La nueva ley permite a las fuerzas policiales del estado de Arizona determinar el status legal de un sospecho usando algunos indicadores para justificar a quién se identifica. Los defensores de la ley niegan el uso de indicadores que tengan que ver con el aspecto y que por ello puedan ser considerados raciales. Ahora bien, es difícil ignorar que el acento español al hablar inglés va a ser un indicador fundamental y de hecho ya lo es para la "Border Patrol", la policía federal cuya competencia es controlar la frontera de los EEUU, como he tenido ocasión de comprobar personalmente. De ahí que una ley que en principio pretende aplicarse al control de la inmigración ilegal, tenga en realidad mucho que ver con el uso del español en Arizona. Pero además la puesta en marcha de otras iniciativas del gobierno del estado en relación a la educación, como es sacar de las aulas a los maestros que tienen acento hispano o suspender programas dedicados a la enseñanza de la historia del período español y mexicano, permiten aventurar que la ley 1070 forma parte de una estrategia a más largo plazo para frenar la expansión hispana en Arizona, combatiendo el bilingüismo y la conciencia histórica de su población hispana, pues se teme que un día esta población reclame una identidad propia al mismo nivel que la identidad anglosajona que ya existe. Los grupos vinculados a la llamada "supremacía blanca" o los que están en la órbita del nacionalismo "anglo" han aprovechado la lógica preocupación que existe en Arizona por la presencia del narcotráfico al norte de la frontera, para avanzar un poco más en su estrategia para frenar la creciente influencia hispana en Arizona. En mi opinión ésta es el sentido que tiene la aprobación de una ley como ésta y que tanto interés ha suscitado en la prensa española.

     De todo esto se ha escrito bastante en la prensa española en los últimos meses que ha destacado las críticas de inconstitucionalidad que han recaído sobre ella.

     La frontera entre México y los EEUU en el desierto de Sonora es un lugar tan hermoso e impresionante como duro y terrible. Quien haya leído a Cormac McCarthy o a Roberto Bolaño lo aprecia enseguida. Todos los años mueren decenas de personas abrasadas en el desierto tras entrar ilegalmente en los EEUU. También en Arizona quienes viven junto a la frontera vienen denunciando desde hace tiempo la presencia creciente de narcotraficantes en el lado americano y cómo son ellos quienes controlan el cruce de los ilegales. La aprobación de la ley 1070 vino precedida del asesinato en Douglas (Arizona) del ranchero Rob Krentz por narcotraficantes que cruzaban a un grupo de ilegales. Todo esto ha creado un caldo de cultivo que ha favorecido sin duda la aprobación de esta ley y el apoyo popular del que goza.