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- Los viejos de la montaña

Publicado el 26 de agosto de 2017 en Heraldo de Aragón


El 28 de agosto de 2005 tuve la oportunidad de publicar en este mismo diario un artículo, El viejo de la montaña, en relación a los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres y en los que murieron 56 personas. Los atentados recientes de Barcelona y Cambrils me han hecho recordar este artículo para detenerme de nuevo en un hecho fundamental que se da casi siempre en los atentados yihadistas que tienen lugar en Europa. Tras el grupo o personas que llevan a cabo los atentados hay otros individuos, de más edad, con capacidad para moverse de un país a otro y muchas veces con formación coránica, entrenamiento militar y experiencia en combate. Estos son los "viejos de la montaña" que suelen desaparecer casi siempre tras el atentado, aunque en Alcanar se haya producido una excepción accidental con la muerte, tras una explosión no prevista, del imán de Ripoll, el "viejo de la montaña" de estos últimos atentados.

Pudiera ser que nos encontremos ante dos patrones que se vienen reiterando en los atentados sucedidos en Europa, EEUU, Australia, etc. y que vendrían a ser el "lobo solitario" y la "célula", aunque a veces sea difícil separar ambos patrones, pues hay casos en los que se puede dar una mezcla de ambos. En el primer caso el adoctrinamiento contagioso se desarrolla sobre todo a través de Internet pero dentro de un contexto proclive que rodea al sujeto más o menos solitario. En el segundo lo importante es la existencia de un grupo con una cierta cohesión en razón de su residencia en un barrio determinado, de sus relaciones familiares y de parentesco o de su encuentro en un oratorio o mezquita. Es bien cierto que el grupo de Ripoll responde perfectamente a esta caracterización y también que la procedencia de una misma región de Marruecos de casi todos ellos, haya podido servir de elemento de unión. De este modo los "viejos de la montaña" son expertos en identificar estos núcleos de jóvenes potencialmente proclives a la yihad terrorista y se implican intensamente en su organización y adoctrinamiento.

En el siglo XI Hassan Ibn Sabbah, fue llamado el " viejo de la montaña" pues creó una secta llamada de los "Hashishi", de donde, por cierto, procede la palabra "asesino", compuesta por jóvenes a los que este individuo adoctrinaba asegurándoles el acceso inmediato al paraíso tras llevar a cabo el asesinato de aquellos dignatarios del imperio turco selyúcida que se habían convertido en sus enemigos. Desde el castillo de Alamut, en las montañas del norte de Irán, esta secta de asesinos diseminó el terror durante casi un siglo. Bernard Lewis, un historiador especializado en el Islam, publicó en 1967 el mejor estudio sobre este fenómeno en su libro Los asesinos. Una secta islámica radical y el escritor serbio Vladimir Bartol escribió en 1938 una gran novela, Alamut, en la que recreaba la historia de esta secta de asesinos.

Recientemente Ali Ahmad Said Esber, un poeta sirio, más conocido bajo el seudónimo de Adonis y a quien hoy se considera el autor más importante en la literatura en lengua árabe, manifestaba en una larga entrevista publicada con el título de Violencia e Islam (2015) que: 

" A fin de ir al paraíso hay miles de personas que están dispuestas a hacerse explotar a sí mismas. Este fenómeno es único en la historia de las civilizaciones. Es una novedad en toda la historia de la humanidad. Dicho yihadista encuentra el disfrute eterno, el del paraíso descrito por el Corán.Si el disfrute en la tierra es efímero, el del más allá es eterno, absoluto."

 A estas palabras de Adonis responde su entrevistadora, la historiadora marroquí Houdia Abdelouahed: 

" Vladimir Bartol, en Alamut , ha imaginado este escenario: los jóvenes fanáticos se matan para ir al paraíso, sinónimo para ellos de mujeres y de disfrute. Es la cuestión del disfrute la que vuelve incansablemente." 

El mecanismo de inducción al atentado suicida ya era usado con fines políticos en un período remoto de la historia. Son muchas las coincidencias entre lo que nos cuentan los historiadores y escritores sobre Alamut y la secta de los asesinos con lo que sucede actualmente, como para no tenerlas en cuenta.

Hoy se acepta generalmente que la actividad fundamental para luchar contra el terrorismo yihadista en Europa es la labor de inteligencia pues gracias a ella se pueden identificar preventivamente los núcleos potencialmente yihadistas. Quizás sea más difícil la identificación de los llamados "lobos solitarios", pero el rastreo y la acción de la inteligencia en las redes también permite dicha identificación. En mi opinión es aún más importante la tipificación, seguimiento y control de estos "viejos de la montaña" a los que me he referido, pues Abdelbaki Es Satty, el de Ripoll, se estuvo moviendo a placer desde que en 2014 salió de la cárcel.