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COSTA Y POWELL Y EL EVANGELIO DEL AGUA


Gaspar Mairal Buil


LA POLITICA HIDRAULICA

Quienes han estudiado la obra de Joaquín Costa han pretendido muchas veces entroncarla con alguna línea de pensamiento o acción política, de carácter internacional y así sacarla del pintoresquismo que en muchas ocasiones se le ha atribuido. Es el caso, por ejemplo, de la comparación entre Costa y el sociólogo francés Fréderic Le Play, sobre la cual Ana Rivas ha escrito en diversas ocasiones (Rivas, 1996). Otros autores han hecho referencia al agrarismo costista como un rasgo fundamental que permite relacionar su obra con otros autores, como por ejemplo Henry George, y aquellas escuelas "georgistas", fundamentalmente económicas, que han existido en otros países. Por mi parte y dada la naturaleza no sólo económica, sino también social y cultural, del pensamiento de Costa siempre me ha parecido que éste podía conectar bastante bien con el agrarismo ruso de gentes como W. Chayanov, tan interesado en las formas colectivistas tradicionales en Rusia y que en su día inspiró un populismo político de carácter revolucionario. También Costa participó del populismo agrario, si bien alejado de los planteamientos revolucionarios de quienes veían en los campesinos a los verdaderos sujetos de la revolución social. En lugar de esto lo que encontramos en Joaquín Costa es "Política Hidráulica", una salida más bien reformista ante la crisis del mundo campesino en España. De ahí que el pensamiento hidráulico de Costa haya parecido, antes que nada, una singularidad que le da a nuestro compatriota un perfil característico. ¿Existe alguna comparación posible entre el pensamiento hidráulico de Costa y el de otras figuras relevantes en otros países?, ¿ Es acaso la Política Hidráulica, como modelo de desarrollo y modernización, una singularidad española?. Estas preguntas me han parecido relevantes para enmarcar la obra de Costa en un contexto, la Política Hidráulica, poco valorado hasta ahora y me han llevado hasta un país los EEUU y hasta una figura relevante en la historia norteamericana, la de John Wesley Powell. Finalmente he llegado a la conclusión de que la historia hidráulica del Oeste de los EEUU y la de España, corren muy parejas y que ambas comparten dos personajes, bastante semejantes, Powell y Costa, que fueron a su vez el resultado de circunstancias bastante parecidas. Éste ve a ser el argumento central para este texto que en última instancia pretende mostrar cómo estos personajes fueron los auténticos forjadores de un pensamiento hidráulico moderno. Costa no fue una notable rareza sino el difusor de un pensamiento clave para entender el discurrir del siglo XX en España y este discurrir en lo que toca a la concepción y puesta en marcha de una gran política del agua, es comparable, salvando las distancias de magnitud, al del Oeste de los EEUU.

Para empezar, Powell, figura importante de la historia norteamericana y especialmente de su capítulo más fulgurante, la epopeya de la conquista y colonización del Oeste, pero poco conocido fuera de los EEUU, exige una breve presentación biográfica. John Wesley Powell nació en Nueva York en 1834 y se formó en distintas universidades como geólogo y botánico. Participó en la guerra civil norteamericana y en ella, durante la batalla de Shiloh, perdió su brazo derecho. Esta circunstancia le otorgó ya para siempre la condición de héroe de guerra. Finalizada la guerra se incorporó como profesor de Geología a la Universidad estatal de Illinois, siendo también conservador de su Museo de Historia Natural. Sin embargo, la fama de Powell en los EEUU deriva de su actividad como explorador y sobre todo por haber sido uno de las más importantes exploradores del Oeste. En 1869, a sus 35 años, Powell dirigió la primera expedición a los entonces desconocidos cañones de los ríos Green y Colorado. Como se dijo tiempo después, ésta había sido la primera expedición, con objetivos científicos, dispuesta a llenar el último mapa en blanco de los EEUU. El resultado de estas expediciones fue el libro publicado por Powell en 1895 The Canyons of the Colorado que acabó confirmando una reputación, que ha mantenido hasta el día de hoy, como descubridor de un paraje tan conocido en nuestros días como es el Gran Cañón del Colorado. Con ser estas actividades las más conocidas de su fértil dedicación a los viajes y la exploración, a la descripción geográfica y a la cartografía, Powell fue también un científico destacado, vinculado a la Smithsonian Institution cuyo Bureau of Ethnology, dedicado al estudio de las lenguas y culturas de los nativos americanos, fundó y dirigió. También dirigió el U.S. Geological Survey. Murió en 1902 y en su condición de figura nacional y héroe de guerra fue enterrado en el cementerio nacional de Arlington.

¿ Existen algunos paralelismos relevantes en las biografías de Costa[1] y Powell[2]? Ciertamente que estamos ante dos vidas muy distintas, en circunstancias y en países muy diferentes, pero, para empezar, ambas biografías son casi coetáneas. Costa nace en 1846 y muere en 1911 a los 65 años y Powell nace en 1834 y muere en 1902 a los 68 años. En ambos casos nos encontramos ante figuras intelectuales con preocupaciones e intereses muy amplios y en algunos aspectos coincidentes. Con formaciones distintas en su origen, Costa un jurista y Powell un geólogo, ambos se interesan por la geografía y la cultura. La vertiente antropológica o etnológica de Costa, volcada hacia las formas tradicionales de vida de los campesinos españoles, tiene su contrapartida en el interés de Powell por las costumbres, lenguas y modos de vida de los indígenas norteamericanos y su actividad al frente del Bureau of Ethnology es una prueba evidente. Además y esto es especialmente relevante, ambos personajes se dedicaron al estudio sobre el terreno y a la investigación de campo, siendo estas actividades algo fundamental en su propia trayectoria. Costa no llegó, ciertamente, a la categoría de explorador, pues poco o nada quedaba ya por explorar en España y sin embargo hizo algo que muy pocos habían hecho antes en nuestro país, recorrer pueblos y aldeas, tomando contacto con sus habitantes para conocer y estudiar sus formas de vida tradicionales. Powell no fue sólo un explorador obsesionado por llegar al final de su viaje, sino que a la manera de otros insignes exploradores, como Richard Burton en Africa, se detuvo a conocer y estudiar a aquellos comunidades de gentes con las que tropezaba en su camino. Así el material fotográfico, que fue recogiendo en sus expediciones sobre los indígenas norteamericanos es extraordinario. También ambos personajes acabaron por convertirse en figuras públicas y en propagandistas, a través de sus escritos, de un nuevo discurso hidráulico que en términos generales fue ignorado en su época y al que tiempo después recurrieron las administraciones públicas y los gobernantes cuando finalmente descubrieron el valor político de las grandes construcciones hidráulicas que fueron acometidas tanto en los EEUU como en España durante el siglo XX. Al final de sus vidas también hay una cierta coincidencia en la importancia simbólica que se les quiso dar a sus enterramientos, así Powell fue enterrado en Arlington, allí donde yacen las grandes figuras de la historia norteamericana y, por su parte, el gobierno español pretendió enterrar a Costa en el Panteón de Hombre Ilustres, aunque esto no fuera posible ya que una gran multitud se concentró en Zaragoza para impedir que el cadáver de Costa saliera de Aragón.

Estos son un conjunto de paralelismos biográficos que ya resultan útiles para justificar el valor de una comparación entre estas dos figuras. De todas formas esta misma comparación es mucho más precisa si nos fijamos en los fundamentos del discurso hidráulico que ambos desplegaron. Veamos, en primer lugar, como describe Powell la realidad de los EEUU y la necesidad de una Política Hidráulica:

" Alrededor de dos quintas parte del territorio de los Estados Unidos es tan árida que la agricultura es imposible sin el riego artificial, ya que las precipitaciones son insuficientes para fertilizar una cosecha ordinaria. En esta región cualquier agricultura depende del uso de los caudales de agua. En toda esta parte del país, en cualquier lugar donde se desarrolla la agricultura, es preciso construir presas y las aguas ser esparcidas sobre las tierras gracias a los canales. Aún más, ya que el período de maduración de las cosechas es comparativamente corto –en la mayor parte del país sólo dura de dos a tres meses – las aguas del período sin riego correrán y se perderán a menos que sean reguladas en embalses. La regulación de esta agua ya ha empezado; la gente está construyendo embalses, y continuará el proceso hasta que todos los caudales de la región árida se hayan utilizada de esta manera en su totalidad, de tal forma que no exista ya agua que se pierda en el mar." (Powell, 1889, Pág.152)

Podemos comprobar a continuación qué es lo que dice Joaquín Costa al respecto y recurro para ello y por su especial significación a un pronunciamiento solemne que éste efectúa ante un congreso de agricultores reunido en Madrid en 1880:

" La condición fundamental del progreso agrícola y social en España, en su estado presente, estriba en los alumbramientos y depósitos de aguas corrientes y pluviales. Estos alumbramientos deben ser obra de la nación, y el Congreso agrícola debe dirigirse a las Cortes y al Gobierno reclamándolos con urgencia, como el supremo desideratum de la agricultura española." (Costa, 1911, Pág.4)

Vale la pena observar, en primer lugar, que ambos pronunciamientos están separados tan sólo por ocho años y esta coincidencia temporal refuerza, sin duda, el valor de la comparación. A ambos lados del Atlántico y probablemente sin tener conocimiento el uno del otro, Costa y Powell están expresando ideas muy parecidas. Salvando la diferencia de estilos, mucho más retórico Costa que Powell, ambos nos están diciendo que el futuro de la agricultura en territorios áridos depende de la construcción de grandes embalses, capaces de almacenar el agua que discurre por los ríos de tal manera que esté disponible para el riego durante el período más seco y que corresponde al de la maduración de las cosechas. Este es el principio básico de la Política Hidráulica.

De todas formas este principio ya era conocido desde la antigüedad, tal como Wittfogel[3] nos ha enseñado (Wittfogel, 1966) y en España, por ejemplo, tanto los romanos como los árabes lo habían puesto en práctica[4], mediante la retención y almacenamiento de agua gracias a la construcción de presas. También llegó hasta los EEUU esta vieja tradición y los españoles contribuyeron a mejorar las técnicas de riego de los indios o las aplicaron en California. Sin embargo, la Política Hidráulica va más allá del hecho de conocer y aplicar ciertas técnicas y conocimientos hidráulicos e implica, sin embargo, el manejo de otras variables. Mi punto de vista pretende resaltar que algunas de estas variables están ya presentes en ambos pronunciamientos, el de Powell y el de Costa, que he citado más arriba. Me gustaría ahora considerar las principales

La Política Hidráulica es un programa de desarrollo nacional. En ambos autores nos encontramos con una concepción transformadora de la P.H. con capacidad de actuar sobre el conjunto de la agricultura de una nación. Ciertamente que Powell extiende dicha política al Oeste árido de los EEUU, pero este territorio, por su extraordinaria dimensión, equivale sin duda a una nación, incluso a varias naciones. En España, también la P.H. de Costa sólo tiene sentido en la España seca, pero esta parte es finalmente la mayor parte de España. La naturaleza existe para ser transformada y aprovechada productivamente y hasta el máximo, gracias a las nuevas capacidades tecnológicas y económicas de las sociedades industriales. Sólo así se explica el pronóstico de Powell acerca de la capacidad para regular en el futuro la totalidad de los caudales de los ríos y considerar que el agua que llega al mar es agua "perdida". A partir de esta creencia se explica el gigantismo de algunas de las construcciones hidráulicas que con el tiempo se acometerán en los EEUU y en algunos casos también en España: enormes presas y grandes trasvases. Empresas de esta naturaleza sólo pueden ser acometidas por el Estado y esto es algo que Costa expresa con una claridad meridiana al considerarlas como empresas de la nación. También Powell reclamó la intervención federal en la transformación de las tierras áridas del Oeste norteamericano. Es bien cierto que el estado y el regadío han ido muy unidos a lo largo de la historia, pero, en la segunda mitad del siglo XIX y en pleno auge del capitalismo liberal, estas afirmaciones no resultaban tan fáciles y mucho menos en EEUU

Mediante esta comparación, a tres bandas, de dos propuestas realizadas en dos países distantes y distintos, no pretendo desconocer tantas diferencias como existen entre España y los EEUU y para empezar una tan importante como es la escala de la comparación, aunque ciertamente Powell no se refería en lo fundamental a los EEUU, sino al Oeste de los EEUU[5] o como el mismo señala, a "dos quintas partes del país". A pesar de todo ello, pretendo resaltar cómo en un momento histórico concreto ambos coinciden en el diseño de un horizonte de transformación de la sociedad y del territorio gracias al agua. Esto va más allá de realizar obras o proponer proyectos, significa tanto como convertir a un recurso natural, el agua, en un eje central alrededor del cual ha de girar la economía, la sociedad, la política y la cultura. Por esta razón no creo que la P.H. deba ser considerada una política sectorial, sino más que eso es la gran política, capaz de movilizar a una sociedad en pos de su transformación y bienestar. Puede ser entonces, tal y como Costa y Powell lo entendieron, un modelo global de desarrollo y al menos en España, con esta pretensión se llegó a poner en práctica, si bien con desigual fortuna

UN NUEVO PAISAJE

¿Qué hay detrás de estas propuestas? ¿Qué contextos podrían permitirnos comprender las intenciones de Powell y Costa? Creo que y en primer lugar, es el contexto histórico el que algo nos explica. Los EEUU siguen viviendo en la segunda mitad del siglo XIX el enorme reto de la conquista del Oeste. Quizás y ya por aquel entonces, no se trata tanto de la primera conquista del Oeste, la de los tramperos, las caravanas, las guerras con los indios, la búsqueda del oro, etc., sino más bien la de una segunda conquista, para la que ya quedan muy pocos territorio que descubrir y uno de ellos fue precisamente el Gran Cañón de Colorado, cuya primera exploración llevó a cabo Powell. Ahora se trata de saber qué hacer con extensiones tan vastas de territorios áridos. Estamos sin duda ante el reto de la colonización, del asentamiento de una población de granjeros o como ha señalado Wallace Stegner[6] ante la "segunda apertura del Oeste". En este marco histórico se movió John W. Powell. Importa mucho destacar cómo se movió ya que, al igual que Costa, la experiencia personal, la visión del paisaje y el territorio y el conocimiento directo sobre el terreno, tienen mucho que ver con su propio pensamiento hidráulico. Powell sí tuvo una visión propia del Oeste americano. Esta visión le condujo a darse cuenta de la sustancial diferencia entre el Oeste árido de los EEUU y el resto del país, de tal modo que el ideal Jeffersoniano, que inspiraba entonces la política agraria norteamericana, plasmado en la figura del granjero que disponía de 160 acres de tierra fértil en un territorio húmedo para cultivar el "jardín de Dios", carecía de sentido en el Oeste, ya que allí 160 acres de secano no daban de sí para el sustento de una familia y 160 acres de buenos regadíos eran finalmente demasiada tierra. En su introducción al libro de Wallace Stegner Beyond the Hundreth Meridian, Bernard de Voto escribe:

" No hay necesidad de describir como la " quarter-section" adquirió un significado místico en el pensamiento americano- la idea de que 160 acres eran el tamaño ideal de granja, la base para una democracia de pequeños propietarios, el sostén de nuestras libertades y la piedra angular de nuestra economía……pero en las regiones áridas 160 acres no sostendría una granja. Era sólo un cálculo matemático cuyo significado en relación al asentamiento de nuevos agricultores era desastroso." ( Stegner, 1954, 4)

Una nueva aplicación del ideal "Jeffersoniano", siendo éste una parte fundamental de la revolución americana, al Oeste árido, venía a ser la inspiración de Powell a la hora de establecer su ideas básicas acerca de una nueva política hidráulica. Powell se quejaba a menudo de quienes gobernaba los EEUU y en general los políticos no comprendían la naturaleza del Oeste árido al que veían con la perspectiva propia de un país húmedo y lluvioso. Powell intentó difundir sus ideas hidráulicas y a tal fin escribió su Report on the Lands of the Arid Region (Powell, 1879) y lo envió al Congreso de los EEUU que no le prestó demasiada atención.

Powell es de alguna manera un profeta, científico sin duda, que dibuja el futuro de una tierra que está por colonizar y es ésta una tierra seca y salvaje, un "wilderness" que ofrece a los ojos de quien lo contempla amplios espacios abiertos hasta un horizonte indistinguible, llanuras inmensas casi desérticas, ríos encañonados y montañas nevadas que acumulan enormes reservas hídricas. Humanizar este inmenso territorio es el objetivo de su propia visión política. Llevar a cabo esta tarea significa, poco menos, que empezar de cero, construir desde la base para dominar y aprovechar la naturaleza salvaje y éste y no otro es el significado más profundo de la colonización.

Aunque pueda parecer extraño, la tarea que Costa se propuso fue bastante semejante. Su contexto histórico era el de la crisis profunda del mundo agrario y campesino español y más allá el desastre en el que estaba sumida la nación española, con un sistema político caduco dominado por el caciquismo. Para Costa todo esto venía a constituir también un punto cero. En las circunstancias de lo que después se ha llamado la crisis del 98 y para un tipo de pensamiento "regeneracionista", como era el caso de Costa, todo o casi todo en España estaba por hacer. Pero a partir de estas circunstancias, que eran comunes a todos los regeneracionistas españoles en las postrimerías del siglo XIX, Costa posee una singularidad que le aproxima claramente a Powell. Costa también poseía una visión propia sobre un territorio, las enormes superficies de tierras áridas, que se extendían por el sur de la provincia de Huesca, primero, de Aragón, después y de España en general. También como Powell y su comparación entre el Este y el Oeste de los EEUU, Costa había confrontado esta imagen con la de la campiña francesa, de la que quedó enormemente impactado en 1867 con motivo de su viaje y estancia de nueve meses en Francia como albañil pensionado durante la Exposición Universal. Costa volvió de París poseído por una visión que ya no le abandonaría para el resto de su vida y a tal fin en 1868 escribió en su diario: " El año de 1867 ha sido el del despertar de mi entendimiento." Todos los biógrafos de Costa ha resaltado siempre la importancia de este viaje en el desarrollo intelectual posterior de Costa. :

" Como veremos, el viaje a París tuvo para Costa todos los ingredientes del típico viaje iniciático, influyendo muy acusadamente en su personalidad y en sus ideas." ( Fernández Clemente, E. 2000)

Transformar las tierras áridas de la Península en algo lo más parecido posible a una verde campiña europea, se convirtió así en el sueño al que dedicó su Política Hidráulica. Concluido el siglo XX este sueño se ha convertido, sin duda, en la gran quimera de de la Política Hidráulica española.

El "jardín de Dios" jeffersoniano y la campiña europea, fueron las dos visiones fundamentales que habrían de inspirar el pensamiento hidráulico, de Powell y de Costa. En ambos casos podemos comprobar cómo estas visiones eran parte fundamental de un pensamiento "nacional", de un proyecto concebido para la constitución o la renovación de ambas naciones. En los EEUU subyacían entonces y con arraigo los ideales de la revolución americana y entre ellos la visión de un territorio ocupado por granjeros libres que cultivaban su propia tierra a imagen y semejanza del "jardín de Dios". El agua, el paisaje y la nación articulan y vertebran el discurso original de la P.H. tanto en España como en los EEUU.

En España latía con fuerza el impulso de la europeización, el anhelo más intensamente sentido por los regeneracionistas. No olvidemos el "siete llaves al sepulcro del Cid", frase lapidaria de Costa. Sobre este ideal se podía teorizar y eso hicieron los regeneracionistas y Costa entre ellos. Sin embargo, fue sólo Joaquín Costa quien aplicando su gran imaginación llegó a proyectar una imagen y retóricamente un discurso que dibujaba ante sus oyentes un nuevo paisaje cultural, casi como un cuadro impresionista, de praderas en las que pastaban rebaños de vacas, bosques, ríos y canales navegados por embarcaciones, pequeñas ciudades, carreteras y ferrocarril y a partir de allí mercados, crédito, educación y libertad personal. Así imaginó una visión sobre la que poder construir un discurso cargado de sentido. Esta visión surgía como contraste dramático, ante las tierras áridas, semidesérticas, que se extendían por una gran parte de la Península Ibérica. En ellas anidaba la pobreza, el analfabetismo y la opresión. El agua no sólo transforma la tierra y por extensión el paisaje, sino que también libera a la sociedad. En un discurso pronunciado en 1892 en la localidad altoaragonés de Tamarite de Litera, Joaquín Costa aboga por los beneficios que se derivarían de la construcción del canal de Tamarite y gracias a él del aprovechamiento de las aguas del río Esera.:

"Ese río lo creará todo en medio de vosotros: gobierno, policía, orden, libertad, industria, comercio, agricultura, ferrocarriles, carreteras, templos, hospitales, escuelas, fábricas, teatros …….. gobierno, policía, orden, libertad, industria, comercio, agriculturam ferrocarril, carreteras, iglesias, hospitales, escuelas, fábricas, teatros (…) y así las aguas de vuestro río creador: para vosotros, conservadores, será orden; para vosotros, liberales y republicanos, independencia y libertad, para el pobre, riqueza, para el rico, opulencia (..) y fuerza y bienestar y resurección para esta pobre patria española, que nunca más volverá a ser una gran nación ni ocupará un lugar en el cónclave de las naciones ni jugará un papel activo en la formación de la historia contemporánea mientras siga siendo, como ahora, una patria de secano" (Costa, 1911, pp. 123)

Aquí tenemos al Costa más retórico usando un vigoroso discurso, que nunca improvisó sino que vino a ser el resultado de una análisis previo muy cuidadoso y de una profunda reflexión. Costa usaba un gran dosis de erudición en sus discursos pero era su capacidad literaria lo que finalmente les daba fuerza. Por otra parte, conocía bien el mundo de los agricultores y trabajadores de la tierra, porque había sido uno de ellos. Su experiencia personal le dió a Costa una cierta capacidad para llamar a la puerta de los sentimientos y emociones de sus oyentes. De esta forma hizo Costa del agua y la transformación del paisaje una panacea para construir la nación, una nación en la que todos los ciudadanos trabajarían en pos del bien común. Asi la política hidráulica de Costa venía a ser sin duda una utopía , la ilusión de una sociedad equillibrada donde todos los intereses quedan satisfechos. Una nación por construir se nutre de individuos libres e independientes y estos principios políticos formaban parte del pensamiento hidráulico de Powell y Costa, siendo peculiar en ellos como fundaron la libertad en el agua concibiendo la transformación del paisaje como la liberación de la sociedad de la dependencia , la miseria y la opresión.

EL EVANGELIO DEL AGUA

Las utopías, las quimeras, los grandes destinos manifiestos, muchos proyectos y redenciones, fueron casi siempre la consecuencia de sendas visiones. Un conjunto de ideas, articuladas en un corpus doctrinal, precisan ser formalizadas mediante la escritura, labor ardua y no siempre efectiva pues su lectura posterior a cargo de alguien interesado en ellas, le exigirá un esfuerzo al que no todo el mundo está dispuesto. Pero una visión que pueda ser transmitida mediante una expresión oral, mediante la pintura, la fotografía o la imagen cinematográfica, incorpora una representación de lo que no existe pero existirá. Se trata de hacer real o casi real lo inexistente, aquello que se desea con ansia. El cristianismo nació del texto escrito y esto le dio una autoridad de la que carecía el relato cuando se transmitía oralmente. Sin embargo y para hallar su mayor difusión la palabra escrita tuvo que ser primero predicada y después representada mediante imágenes y fue entonces cuando nació la pintura en Occidente. Los textos, el discurso y las imágenes han venido articulando la difusión del pensamiento, pero es singularmente la imagen la que transfiere a dicho pensamiento visibilidad y a la vez una cualidad ontológica: lo que se "ve" existe o podría existir. De este modo una visión es una representación que puede ser visualizada por una audiencia. La cuestión es cómo producir este efecto. Joaquín Costa introdujo en sus narrativas un conjunto de relatos con gran capacidad para trasmitir imágenes porque eran bien conocidos y resultaban familiares para su audiencia que estaba mayoritariamente compuesta de pequeños propietarios y trabajadores del campo. Estos relatos que eran diferentes pasajes de la Biblia y especialmente del Antiguo Testamento: el Egipto faraónico y el Nilo, el Éxodo de los Israelitas, El Éufrates y el Tigris en la antigua Mesopotamia y la Tierra Prometida de Israel, se convirtieron en la fuente de numerosas metáforas que usó Costa para convencer a sus oyentes y lectores de sus ideas acerca de una nueva Política Hidráulica. En último término estas visiones se referían al desierto que tenía que ser transformado en un florido jardín.

La visión del territorio como un paisaje que ha de ser creado mediante el uso del agua en forma de grandes regadíos, viene a constituir el trasfondo de la P.H. tanto para Powell como para Costa. Sin embargo y más allá de esta visión nos encontramos con un conjunto de expresiones que ambos utilizaron. A pesar de que la escritura de Powell fuera menos retórica que la de Costa, encontramos en ella algunos ejemplos en los que, como Costa, usaba la Biblia como fuente de metáforas:

" Las tierras áridas del Oeste, las últimas en ser redimidas gracias a los métodos de la civilización, son las mejores tierras agrícolas del continente. Estas tierras no sólo deben ser redimidasa por la voluntad de la población de este territorio, sino que además deben ser redimidas porque son nuestras mejores tierras. Esto se demuestra gracias a la historia del lejano Oeste y a la abundancia de pruebas que ofrece la historia de la agricultura civilizada. Todas las naciones de Egipto se alimetaban gracias a la generosidad de un río. En las regiones áridas de los Estados Unidos hay cuatro grandes ríos comparables al Nilo, e incontables ríos más pequeños, miles de riachuelos y millones de torrentes y pozos artesianos, y todos ellos han de ser utilizados en un futuro próximo para el beneficio de todos quienes es encaminan a estos soleadas tierras. [Powell,1890, 768]

Las referencias al Nilo y al antiguo Egipto son frecuentes en la obra de Costa junto con otros muchas alusiones a las narraciones bíblicas:

"Hubo en la antigüedad, allá en los albores de la Historia, una comarca que era un desierto horrible: el Egipto. La naturaleza derramó en ella un río prodigioso; el río Nilo: ese río dirigido por el arte, con esfuerzo perseverante , un siglo y otro siglo, transformó el desierto árido en vega florida (…) Pues ahí tenéis, señores, mi pensamiento con respecto a la Litera, es una provincia por crear; su Hacedor, su padre, es el río Ésera". [Costa, 1911: 134)

Si comparamos a Powell y Costa usando el mismo ejemplo podemos verificar que lo hacían con un significado semejante. El río Nilo como el padre que nutre la tierra de Egipto, es un buen ejemplo para sugerir que las tierras de secano necesitan ser transformadas por el agua. Hay un eco religiosos en expresiones tales como " la última en ser redimida" en el caso de Powell o " es una provincia por crear y su Hacedor, su padre, es el río Ésera" en el de Costa.

Los Mormones de Utah fueron durante mucho tiempo el mejor ejemplo de un éxito extraordinario en la tarea de transformar el desierto. Powell los menciona en su Report of the lands of the Arid Regions:

" En el territorio de Utah el trabajo cooperativo, bajo una organización religiosa, ha tenido gran éxito. Fuera de Utah hay pocos ejemplos de lugares donde se haya intentado; sólo en Greeley, en el Estado de Colorado, esta sistema ha obtenido algún éxito" (Powell, 1879:11)

La aridez extrema de la tierra inspira una visión "moral" , pues cualquier acción para humanizarla representa un esfuerzo que va más allá de lo normal y por eso necesita ser enfatizado. El aparato simbólico de la religión ayuda a enfatizar y representar esta tarea gigantesca. Transformar un desierto en Tierra Prometida es una vieja historia que tiene su modelo original en la Biblia y más exactamente en el libro del Éxodo, cuando los Israelitas liderados por Moisés cruzaron el desierto hacia la Tierra Prometida. Mesopotamia, una tierra rica entre los ríos Eúfrates y Tigris, también es parte del texto bíblico y la patria de Abraham. Mi sugerencia es que estas historias se usaron primordialmente con finalidades expresivas.

Reisner evalúa en Cadillac Desert la transformación del Oeste y la llama "mesiánica":

"Todo depende de la manipulación del agua –reteniéndola tras las presas, almacenándola y redirigiéndola por ríos de cemento a lo largo de cientos de millas. Si no hubiera sido por un siglo y medio de esfuerzo titánico orientado hacia ese fin, el Oeste tal como lo conocemos, no existiría" (Reisner,1987:3)

El mesianismo[7] es una parte de las tradiciones judaica y cristiana y ha estado muy presente a lo largo de la historia. Powell, hijo de un granjero y predicador metodista, creció en Illinois impregnado de ideales cristianos. Sin embargo la época de Powell no era ya muy favorable hacia los ideales cristianos de la piedad y la pobreza que tanto inspiraban la moral metodista y en su lugar predominaba la fuerza enorma de un nuevo capitalismo que por aquel entonces se estaba desarrollando con gran intensidad en los Estados Unidos. Así pues John W. Powell vivió las contradicciones de un época en la que la moralidad de un cristianismo renovado que perseguía la pureza, chocaba con una sociedad movilizada hacia un rápido enriquecimiento. Marchar al Oeste podía constituir una buena salida. En estas circusntancias la redención se convirtió en un ideal, moralmente constituido, pero más secular que sagrado. La nación y la ciencia podían redimir la tierra árida y a la vez a la sociedad gracias a un nuevo paisaje por construir: el regadío. El agua, el paisaje y la nación se convirtieron en la "trinidad" del evangelio moderno del agua.

La Biblia, como gran inspiración retórica, se encuentra con frecuencia en la obra de Costa y especialmente en sus discursos. Tras su muerte él mismo fue representado como el profeta de la redención de la tierra y la sociedad y casi como un nuevo Moisés. En su epitafio que está inscrito en una impresionante mausoleo en el cementerio de Zaragoza y que fue erigido en 1915, se puede leer:

" Aragón a Joaquín Costa, nuevo Moisés de una España en éxodo. Con la vara de su verbo inflamado, alumbró la fuente de las aguas vivas en el desierto estéril. Concibió leyes para conducir a su pueblo a la tierra prometida. No legisló"

Este breve epitafio despliega una rica retórica construida para representar a Costa como un profeta, alguien que después de muerto se convierte en una referencia simbólica para la identidad de los aragoneses en su lucha por la construcción y desarrollo de nuevos regadíos. Así surgió su figura como la del profeta de un nuevo evangelio. Irónicamente Costa no era católico y a su muerte el arzobispo de Zaragoza desautorizó su entierro dentro del cementerio católico. Sin embargo, él siempre había mantenido su devoción personal hacia la Biblia, como un texto seminal que, como escribió: " Estaba lleno de enseñanzas políticas".

UNA NUEVA REDENCIÓN

La redención es un concepto central en el cristianismo ya que expresa el hecho fundamental que desencadena el Nuevo Testamento, que Dios se hace hombre para salvar a la humanidad. La salvación se convierte así en el mensaje fundamental del cristianismo y es el Mesías quien lo anuncia. Esta estructura narrativa mínima que da cuerpo y entidad al Nuevo Testamento fue alegóricamente desplazada por Joaquín Costa hacia el campo de la colonización en un contexto crítico: la tierra se seca y agoniza, el país languidece y muere. Entonces aparece el agua como la salvación, emerge un profeta que la anuncia como nuevo Mesías y nace el gran discurso hidráulico cuya retórica mítica encuentra su principal fuente de inspiración en la Biblia.

En cualquier caso ni Powell ni Costa pretendía fundar una nueva religión o extender el mensaje de alguna de las ya existentes, antes bien perseguían refundar la nación a través de la transformación de su paisaje y por eso bien podemos afirmar que sus objetivos eran más bien profanos.

"Leal hacia el ejemplo que habían sido sus padres, Powell estaba lleno de fervor moral. Como ellos, aspiraba a transformar el mundo en un lugar mejor. Pero en lugar de las doctrinas protestantes del metodismo Wesleyano, se orientó hacia los grandes evangelios de salvación del siglo XIX, el estado-nación y la ciencia natural (…) La ciencia debía ser el medio más apropiado para la redención. "[Worster:437]

La narración de una promesa viene a ser el substrato mítico de las políticas del agua tal como éstas fueron concebidas en los EEUU y en España a comienzos del siglo XX. El agua debía llegar hasta los desiertos y este hecho, que sólo las grandes obras hidráulicas pueden conseguir, fue anunciado como un evangelio. Veamos un ejemplo histórico que ha tenido una gran trascendencia en España.

La leydel Plan de Riegos del Alto Aragón fue aprobada en 1915 y preveía poner en riego 300.000 Has. o el 25 % de la superficie total de los regadíos que había por entonces en España. La prolongación de este plan en el tiempo ha sido extraordinaria ya que si las primeras obras comienzan el 29 de marzo de 1915 con un plazo de finalización de veinticinco años, en realidad su conclusión final todavía no ha llegado[8]. Este proyecto de ley incluía en su redacción juicios en los que la propia naturaleza era objeto de una valoración moral pues el secano resulta ser "mezquino". Vale la pena transcribir un fragmento de la declaración de intenciones que incluye esta ley para apreciar esta retórica que alude al significado del Plan como instrumento de transformación de la agricultura y de la sociedad.

"Ello equivale, pues, a una verdadera rectificación geográfica que ha de trocar en un gran oasis ubérrimo los mezquinos secanos donde la agricultura es ahora imposible que salga de la condición mísera a que la condena un clima generalmente seco que sólo consiente cosechas invernales de rendimientos harto mezquinos e inseguros. La estepa aragonesa se convertirá en vergel."[9] [Proyecto de Riegos del Alto Aragón: 24]

Que la "estepa" aragonesa acabe convirtiéndose en un "vergel", vendrá a constituir la "promesa del agua" o la transmutación de la Tierra Prometida del relato bíblico en el discurso hidráulico con fundamento mítico de la Política Hidraúlica. El cuerpo de ideas que se desplegaban mediante un conjunto de narraciones míticas debían tener ingenieros que las convirtieran en grandes obras capaces de materializar un paisaje imaginado y narrado por los "profetas" de la redención. En España Manuel Lorenzo Pardo[10] (1989-1951) fue uno de los más importantes y a él pertenece este fragmento:

" …..en su región, situada al pie del mayor colector de aguas (el Pirineo) de la Península a la que el Ebro da su nombre, existen extensos terrenos que las esperan de antiguo y las utilizarán con éxito redentor, verdaderas estepas castigadas con sequía implacable (…) era donde la labor de los precursores y el verbo de los apóstoles de la redención económica por el agua, habían despertado los espíritus al convencimiento y la esperanza, facilitando los caminos de la acción" [Díaz Marta,1997,51]

Aquí encontramos algunos de los elementos fundamentales de una narrativa que recorre la historia de la Política Hidráulica española durante el siglo XX: el "desierto maldito", el "castigo", la "antigüedad", la "redención", el "oasis", el "vergel", el "verbo", la "predicación", la "profecía", el "apóstol", los "espíritus", la "promesa", la "esperanza". ¿Por qué la ciencia, la técnica y la economía van acompañadas de tanta retórica religiosa? En los EEUU fueron precisamente los mormones los primeros en regar los desiertos del gran Oeste en Utah y con la firme convicción de que estaban transformando la "tierra prometida". Como escribe Marc Reisner en Cadillac Desert, regar el desierto se había convertido en una suerte de "ideal cristiano":

En el Nuevo Mundo los indios apenas se interesaron por los regadíos y los españoles había mejorado sus técnicas, pero fueron los Mormones quienes atacaron el desierto con furia, lo inundaron y trastornaron su espantosa indiferencia – lo moralizaron- hasta hacer él una Mesopotamia americana entre los valles del río Green y del medio Snake. Cincuenta y seis años después de que fueran transformadas las primeras tierras junto a City Creek, los Mormones disponían ya de seis millones de acres en riego total o parcial en varios estados. Ese mismo años- 1902- el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha su propio plan de regadíos basado en la experiencia mormona, orientado por leyes mormonas y dirigido mayoritariamente por mormones [Reisner,1987:2]

Mi tarea como antropólogo es el análisis interpretativo de la cultura y por esta razón he propuesto una lectura histórico-cultural de la P.H. española durante el siglo XX. Que esta misma política haya dirigido la acción de regímenes políticos tan distintos es lo que a mi juicio podría resultar paradójico, si no tuviéramos en cuenta su dimensión mítica y el valor de su retórica como instrumento capaz de hacer visible este mito como un horizonte de promesa. Aquí es donde debemos valorar el mito de la "promesa del agua" por su capacidad para producir y reproducir el liderazgo en una sociedad tradicional como la española que pugnaba por su modernización y europeización y en la que su pasado religioso seguía pesando mucho. Creo que han sido las elites españolas[11] las que o bien con un proyecto nacional para España o con proyectos regionalistas, como por ejemplo para Aragón, hicieron de la política hidráulica un instrumento para la consecución y gestión del poder en una sociedad en la que la propaganda a través de los medios masivos de comunicación fue incrementado su eco hasta el día de hoy. Precisamente es esto lo que hoy define al debate hidráulico en España, que la paradoja[12] de la política hidráulica se ha reactivado y renacen de nuevo los mitos y las grandes promesas.



[1] [1] Por las características de este texto no he introducido una síntesis biográfica de presentación de Joaquín Costa, cuya figura es bastante conocida en España. En cualquier caso remito fundamentalmente a la obra de G. Cheyne, Joaquín Costa el gran desconocido, Eloy Fernández Clemente, Ensayos sobre Joaquín Costa o a mi trabajo, Joaquín Costa y sus mundos

[2] Las dos biografías fundamentales acerca de Powell son la de Donald Worster A River Running West. The Life of John Wesley Powell (2001) y la de Wallace Stegner Beyond the Hundreth Meridian. John Wesley Powell and the Second Opening of the West.

[3] Karl Wittfogel (1896-1988) desarrolló una "teoría hidráulica". Su presupuesto básico fue que el control del agua y su distribución habían engendrado imperios centralizados y el crecimiento de la burocracia.

[4] Un ejemplo extraordinario es el de la presa de Proserpina en las proximidades de Mérida y que fue construida por los romanos en el siglo II.

[5] Ésta fue realmente una de las dificultades de Powell, puesto que el Oeste no era bien conocido, en sus características geográficas o climatológicas, en el resto de los EEUU y especialmente en el Este.

[6] Stegener, W. 1954 Beyond the Hundreth Meridian. Boston: Houghton Mifflin.

[7] " El Mesías es quien anuncia e introduce un reino celestial en la tierra; es el que trae la redención para una colectividad, La promesa mesiánica, como la milenarista, no se dirige a individuos sino a colectividades" (Pereira de Queiroz, 1978: 21)

[8] Las 300.000 hectáreas de 1915 fueron redimensionadas, por necesidades económicas y técnicas que obligaron a introducir criterios de calidad para las tierras susceptibles de transformación, a 172.000 en 1956. En la actualidad y dentro del ámbito geográfico del Plan de Riegos del Alto Aragón se han llegado a transformar alrededor de 120.000 hectáreas.

[9] Proyecto de Riegos del Alto Aragón. 1913. Barcelona: Tip. El Anuario de la Exportación. Pág. 24

[10] Manuel Lorenzo Pardo fue un brillante ingeniero español que organizó a partir de 1926 la Confederación Hidrográfica del Ebro, la primera autoridad para la gestión del agua en una cuenca en ser implantada en todo el mundo. Posteriormente fue el promotor del Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1934 y director general de Obras Hidráulicas durante los últimos años de la II República española.

[11] En mi opinión el cuerpo de ingenieros de caminos, creado en 1836, y especialmente aquellos que ocupaban a la vez lugares destacados en la Administración del Estado y en las grandes empresas de construcción, vienen a ser una pa



Referencias bibliográficas

- Costa, J.- 1911 (2005) Política hidráulica: Misión social de los riegos en España. Pamplona: Anacleta

- Cheyne, G.- 1972 Joaquín Costa, el gran desconocido. Barcelona: Ariel

- Díaz Marta, M. 1997 Las obras hidráulicas en España. Aranjuez: Ediciones doce calles.

- Fernández Clemente, E.- 1989 Ensayos sobre Joaquín Costa. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.

- Fernández Clemente, E. 2000 De la utopía de Joaquín Costa a la intervención del Estado: un siglo de obras hidráulicas en España. Zaragoza: Cuadernos de Escuela y Despensa, nº11, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

- Fiege, Mark.- Irrigated Eden. The Making of an Agricultural Landscape in the American West. Seattle: University of Washington Press

- Mairal Buil, G.- 2000 " Joaquín Costa y sus mundos" En: Del Campo, S.- Historia de la Sociología española. Barcelona: Ariel

- Mairal Buil, G.-2007 Las paradojas de la política del agua en España. Panorama Social. FUNCAS. Pp.102-115

- Powell,J.W.- 1879 Report on the Land of the Arid Regions. Washington: United States Congress

- Powell, J.W.-1889 "The Lesson of Conemaugh". The North American Review. Vol. 149. Issue 393 Pág. 152

- Powell, J.W.- 1890 "The Irrigable Lands of the Arid Region". The Century. Vol. 39, Issue 5. New York-

- Pereira de Queiroz, María I.- 1978 Historia y etnología de los movimientos mesiánicos. México: Siglo XXI

- Proyecto de Riegos del Alto Aragón. 1913. Barcelona: Tip. El Anuario de la Exportación.

- Reisner, M.- 1986 Cadillac Desert. The America West and its Disappearing Water. New York: Penguin Books.

- Rivas Rivas, A. 1996 " Joaquín Costa y Fréderic Le Play: la ciencia al servicio de la Reforma". Cuadernos 23. Monzón: CEHIMO

- Stegner, W. 1953 Beyond the Hundreth Meridian. John Wesley and the Second opening of the West. New York:Penguin Books.

- Wittfogel, K.- 1966 Despotismo oriental: estudio comparativo del poder totalitario. Madrid: Guadarrama

- Worster, D. 2001. A River Running West. The Life of John Wesley Powell. New York: Oxford University Press.

- Worster,D. 1985 Rivers of Empire. Water, Aridity and the Growth of the American West. New York: Oxford University Press.